
Cuando compramos un producto, no conocemos cómo se ha fabricado. Algunas marcas fabrican sus artículos en otros países, aprovechándose de condiciones laborales más propicias para la empresa y que pueden consistir, entre otras cosas, en mano de obra infantil, una práctica prohibida en los países occidentales.
De hecho, se trata de una explotación y las leyes internacionales determinan que los niños no deben trabajar, dedicando su tiempo al ocio y la educación. El hecho de que un niño trabaje, por muy penosa que sea su situación familiar, impide su formación para la edad adulta.
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La mayoría de las veces compramos productos de distintos fabrcantes sin conocer los detalles de sus procesos productivos, qué tipo de trabajadores emplean y en qué régimen laboral. Por eso existe, más que una falta de conciencia, una falta de información sobre las práticas éticas y laborales de muchas grandes empresas.
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Comprar o no comprar productos en los que se ha empleado mano de obra infantil contribuirá a fomenar esa stuacón o a atajarla. Si la empresa detecta una pérdida de compradores por este motivo, no dudará en cambiar la situación para poder seguir vendiendo. Pero si no detecta nada, no hará nada por cambiar un escenario que le beneficia.
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Si se decide no comprar productos porque en su fabricación se ha empleado a niños, conviene no quedarse ahí, ir un poco más alá y denunciar públicamente esta práctica empesarial y la empresa que lo realiza: a través de internet, de las redes sociales, los medios de comuniación e incluso el boca a boca enre nuestros amigos y conocidos. Las empresas harán cualquier cosa por evitar esta mala fama.
2 opiniones argumentadas

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Leticia Soberón
- Doctora en comunicación social - redes


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Ignacio Ramonet
- Miembro fundador de ATTAC