Con los vaivenes sociales que cruzan las comunidades, muchos expertos destacan la importancia de que todos los actores de la sociedad se impliquen en la gestión social de la convivencia cotidiana y la cohesión social. Este es uno de los fundamentos que sustenta la Responsabilidad Social Empresarial.
En los últimos años, se ha apelado a la participación de todos los actores sociales de las comunidades en la gestión de la cohesión a nivel comunitario.
Sin embargo, algunas personas expertas critican esta noción ya que se ha tendido a ver este camino como una opción para mejorar la situación estratégica, de competencia y de valor añadido de las compañías, más que una opción real de desarrollo social. Otros expertos destacan que si bien las empresas pueden mejorar su imagen pública y su posicionamiento a nivel comercial y de marca ante la opinión pública al tener una responsabilidad social corporativa, se destaca que también existen beneficios sociales directos con las políticas y acciones que las empresas desarrollan a nivel local. Otros posicionamientos destacan que se debe sensibilizar al mundo empresarial para que asuma que como actor social económico también les compete participar en el equilibrio económico-socioambiental de un país. La responsabilidad social de las empresas se remonta al siglo XIX cuando se intentó conciliar la eficacia de las empresas con los principios sociales democráticos como la justicia distributiva.
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Puede inhibir la participación empresarial en temas sociales el hecho de considerar que no es un deber de estas entidades por tener un objetivo de lucro. Por otro lado, el considerar que esta labor social está en manos del Estado o del Tercer Sector puede afectar la participación de empresarias y empresarios. El desconocimiento de lo que implica la Responsabilidad Social para las entidades puede también afectar la adherencia a esta opción.
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Realizar acciones que comporten una responsabilidad social empresarial puede beneficiar a sectores sociales desfavorecidos o marginados que requieran una especial atención social. Por otro lado, puede favorecer la investigación científica y el cuidado medioambiental. Por otro lado, puede redundar en un beneficio en cuanto a imagen corporativa de las entidades. Por otro lado, la no participación puede motivar al Estado a tomar un rol más activo a nivel social y a la negociación con el Tercer Sector en acciones sociales focalizadas.