Lo habitual, hoy en día, es que vivamos de manera trepidante, pegados a las agujas del reloj, apurando el tiempo, realizando multitarea y con prisas constantes. Esta falta de serenidad hace que, casi siempre, pasemos por alto muchas cosas de nuestro entorno.
Es importante, para aportar más tranquilidad a nuestra vida, pararnos para contemplar con detenimiento las cosas, de forma que disfrutemos y reparemos en ellas, otorgándoles un protagonismo que nuestro ritmo vital no nos permite darles.
4 opiniones argumentadas
- Gema Fernández-Blanco Martín
- Experta en creatividad aplicada
- Enrique Baca Baldomero
- Catedrático de Psiquiatría
- Jaume Aymar i Ragolta
- Doctor en Historia y Decano Fac. Filosofía URL
- José Luis González Quirós
- Filósofo y analista político