
La prostitución es una actividad controvertida ya que toca intereses económicos, políticos, sociales y, sobre todo, humanitarios. Estos motivos son suficientes para generar opiniones encontradas y, mientras en algunos países es considerada un delito, en otros es una profesión más.
El hecho es que mueve cantidades ingentes de dinero y si es considerada como actividad económica se acabaría con la economía sumergida. No obstante, regularla implica tener en cuenta las actividades delictivas asociadas a ella, como el inhumano tráfico de personas que genera.
Existe una amplia controversia entre los partidarios y los detractores de esta medida. Algunos estudios parecen indicar que en los países donde la prostitución está regulada, no se ha detenido el tráfico de personas. Pero ignorar el problema es, obviamente, la peor de las políticas.