La migración de personas de unos países a otros está a la orden del día. Su instalación en una nueva ciudad, pueblo, en definitiva, en un nuevo barrio, conlleva su integración social y amoldarse a tradiciones y formas de vivir ajenas.
Sin embargo, no es fácil ya que, en muchas ocasiones, estos extranjeros no tienen las redes de apoyo necesarias para su adecuada integración. Por ello, la solidaridad de su nuevo entorno puede suponer una gran ayuda.
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