
Saber vender un producto es un arte que no todo el mundo domina. A veces pensamos, muy a la ligera, que basta con saber qué cuesta, cómo se llama y quizás sus características. Pero no todo el mundo utiliza los mismos datos con el mismo grado de efectividad quizás dependiendo de sus habilidades.
A veces pensamos que hay tareas que puede realizar cualquier persona. Sin embargo, tienen más complejidad de lo que a primera vista pueda parecer. Vender un producto tiene su propia ciencia y no todos lo hacemos con la misma gracia ni, sobre todo, con la misma eficacia. ¿De qué depende que haya personas que puedan vender cualquier cosa y que haya quien no sea capaz de vendernos ni lo que nos hace falta?
Curiosamente, a veces no tiene nada que ver con el producto, con su calidad ni con su precio, sino más bien con el vendedor y su habilidad para atendernos. ¿Qué necesitamos para ser un buen candidato a un puesto de comercial? Quizás debamos valorar nuestras habilidades sociales además de nuestras competencias técnicas.
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La prisa por resolver un tema importante como es encontrar trabajo puede llevarnos a pasar por alto datos que son cruciales para realizar una búsqueda efectiva. Detenernos a analizar nuestras capacidades es un modo de no perder tiempo en aspirar a puestos poco probables.
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Si analizamos nuestras habilidades antes de comenzar el proceso concreto de búsqueda de empleo, podremos dirigir mejor nuestra atención hacia las opciones con mayores probabilidades de ser aceptados. De no hacerlo, puede sucedernos que acumulemos cansancio y desánimo por solicitudes rechazadas. Aunque también podemos llevarnos alguna sorpresa, cómo no.
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Preguntar a las personas que trabajan en ese sector para saber si las habilidades sociales son un tema importante o no para tener en cuenta.