El descenso de ingresos mensuales durante el desempleo nos obliga a rediseñar nuestro presupuesto mensual. Hemos de plantearnos nuevas fuentes de ingresos que sustituyan a las anteriores.
Muchas personas recurren a alquilar habitaciones en su vivienda habitual para poder tener un ingreso añadido. La cuestión es lograr unos inquilinos de confianza que nos eviten disgustos futuros.
El descenso de ingresos mensuales durante el desempleo nos obliga a rediseñar nuestro presupuesto mensual pudiendo plantearnos nuevas fuentes de ingreso que sustituyan a las anteriores. Uno de estos, puede obtenerse del arrendamiento de estancias libres de mi residencia habitual. A la hora de considerar esta posibilidad debemos de tener en cuenta diversos factores que influyen sobre la idoneidad de la posibilidad.
Por un lado, hay una serie de factores de índole personal que tendrán su influencia en esta decisión. La opinión del resto de personas que conviven con nosotros, si las hubiera, la perdida de intimidad e independencia, aumentar nuestro nivel de tolerancia para aprender a aceptar y convivir con los habitos de los demás o prever medidas para mitigar los inconvenientes que la convivencia provocara en nuestra rutina diaria. Debemos valorar también los aspectos económicos, porque aunque sin duda el arrendamiento puede ser un ingreso importante y periódico, también se puede convertir en un problema cuando no estudiamos de forma exhaustiva la solvencia y posibilidades económicas del arrendatario y nos vemos inmersos en situaciones de impagos con la persona con la que convivimos.
Los dos factores anteriores nos obligarán a estudiar de forma exhaustiva y detallada a los posibles candidatos a ocupar una estancia en mi vivienda y que duda cabe que cuanto más próximos a nuestro entorno, mayores serán las posibilidades de acertar con la persona. Ademas deberemos tener en cuenta ciertos aspectos legales y formales que nos permitan determinar si tenemos la capacidad legal para arrendar estancias en nuestra residencia.
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Sacrificar nuestra independencia adquirida tras años de trabajo y esfuerzo puede ser un trago de difícil digestión. El hecho de convivir con otras personas a las que debamos consultar la posibilidad, la plena disponibilidad legal sobre nuestra residencia, la dificultad de encontrar un inquilino aceptable a nivel personal, económico y social, las molestias que dicha convivencia pueda ocasionar a nuestra rutina diaria. Estos son obstáculos a una opcion que a veces nos puede venir impuesta por las circunstancias economicas y que debemos meditar por las consecuencias que puede tener.
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El aumento de nuestros ingresos económicos y los beneficios que reporta una convivencia pacifica a nivel emocionasl contrasta con la perdida de independencia e intimidad domestica, posibles conflictos económicos o de convivencia con el inquilino y las alteraciones que dicha convivencia pueden provocar en nuestra rutina diaria.
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Determinar si nuestras circunstancias personales nos lo permiten. Determinar si nuestros derechos de propiedad son bastantes para arrendar estancias. Valorar el ahorro que nos puede suponer. Identificar que personas serian las mas adecuadas. Calibrar el grado de conocimiento de los habitos y costumbres de las personas elegibles para la convivencia. Calibrar nuestro grado de tolerancia remontándonos a experiencias previas. Tener en cuenta las experiencias de otras personas que hayan pasado por la toma de esta misma decisión.
3 opiniones argumentadas
- alex carreras
- restauradors de materials diversos en obra i nautica , patologies ...
- Brian Chesky
- CEO de Airbnb
- Manuel Pregal
- Administrador de propiedad vertical y arrendamientos