Ante las desigualdades sociales existentes, muchos expertos destacan que es necesario hacer esfuerzos por cambiar la situación en el mundo y el deterioro medioambiental a través de la toma de consciencia de estas diferencias y de la promoción de valores como la solidaridad. En otras palabras: la mera justicia parece que no basta para equilibrar las desigualdades; es necesario que las personas libremente den algo más que lo justo. Que haya muchos equilibrando la balanza hacia una mayor equidad y distribución de la riqueza. Ese sería el papel de la solidaridad: favorecer la igualdad de oportunidades.
Día día tenemos la evidencia de las desigualdades entre países, de altos niveles de pobreza en algunas zonas, del aumento de la pobreza en los propios países, del deterioro medioambiental en que estamos inmersos, entre otros eventos. Ante ello, algunos teóricos y expertos han ido haciendo llamados para una toma de conciencia que ayude a movilizar a las personas para transformar esta situación que puede afectar, a la larga, al bienestar general de toda la población mundial. Algunos expertos destacan que es necesario cambiar los valores predominantes que existen y que tienden hacia una visión de competencia e individualismo.
Por ello, el valor de la solidaridad aparece como uno central para que las personas puedan ver más allá de la satisfacción de sus propias necesidades. A juicio de algunos expertos, esta transformación social a escala planetaria resulta urgente si se quiere mantener una convivencia y que existan recursos naturales para las nuevas generaciones. Otros expertos, en tanto, consideran que la difusión de un cambio de valores puede obedecer más a una visión romántica de un cambio, más que efectivamente a una transformación social. Según algunos expertos se requiere un cambio estructural profundo y no sólo un cambio de la mentalidad de algunas personas concretas, para efectivamente reorientar la tendencia depredadora existente.
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El hecho de pensar que los esfuerzos personales e individuales no son suficiente para una transformación social, puede inhibir que las personas promuevan el valor de la solidaridad. Pensar que la solidaridad debe ser puntual para algunos momentos concretos de la vida y con personas necesitadas de nuestro entorno también puede afectar el hecho de ser solidario cotidianamente. Considerar que el mundo está bien y que no requiere ser cambiado y que la solidaridad puede demostrarse en eventos puntuales.
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Considerar que no es necesario ser solidario porque existen entidades que desarrollan acciones en pro de las personas con problemas sociales, puede mantener el individualismo existente y pensar que otras personas tienen la responsabilidad de mejorar la situación actual. Por otro lado, el considerar que los actos solidarios individuales pueden cambiar el mundo puede caer en cierto romanticismo del cambio social, sin considerar otros aspectos más estructurales que requieren también ser modificados.
4 opiniones argumentadas
- Diego Hidalgo Schnur
- Promotor de instituciones solidarias
- Maria Viñas Pich
- Patron Delegado, Fundación Carta de la Paz dirigida a la ONU
- Miguel Ángel Díaz Hernández
- Coordinador Plataforma para el voluntariado Canarias
- Pedro Gómez Serrano
- Profesor de economía y Teólogo